Rincón imperdible al visitar Pamplona

El Rincón del Caballo Blanco, cuando vengas a visitar Pamplona, te querrás quedar

Uno de los rincones con más encanto de Pamplona y quizás, el lugar favorito de muchos de nosotros. Ven a visitar Pamplona y lo entenderás.

El rincón imperdible al visitar Pamplona

El Rincón del Caballo Blanco

Origen

En el denominado Frente de Francia de la muralla de Pamplon, nos encontramos con uno de los sectores mejor conservados de nuestra muralla y uno de los lugares imperdibles si vas a visitar Pamplona. Un lugar que nos transporta al pasado fortificado de la ciudad, y en donde es fácil observar la evolución de la fortificación entre los siglos XVI y XVIII. Uno de los baluartes en esta zona es el Baluarte del Redín, llamado hace siglos Torre del Tesorero y más conocido hoy en día como el Rincón del Caballo Blanco.

El nombre de «Caballo Blanco»

En 1961 el Ayuntamiento acordó dar el nombre de “Mesón del Caballo Blanco” al edificio construido en el solar en que se alzaba el cuerpo de guardia del Redín. Este mesón utilizó parte de las bóvedas aparecidas al derribarse el antiguo palacio de Aguerre en las Tecenderías Viejas (actual calle de Ansoleaga). Dicho palacio acogió durante años el “Chacolí de Culancho”, uno de los locales más castizos y tradicionales del Casco Viejo durante la primera mitad del siglo XX.

Tanto la bóveda de cañón apuntado que cubre el interior del actual bar como uno de sus vanos pertenecían a los bajos del Palacio de Aguerre, derribado en 1958 para construir el Hotel Maisonnave.

Pero entonces… ¿No había ningún Mesón del Caballo Blanco en Pamplona?

Existen antecedentes de una casa u hostalería del Caballo Blanco en Pamplona. Esta antiquísima posada estuvo en la actual calle Mayor y tenemos constancia de ella desde 1377. En 1968, la explanada del Redín en la que se encuentra ubicado el Mesón, tomó el nombre de Rincón del Caballo Blanco, pero si vienes a visitar Pamplona y vas a este bonito rincón de nuestra ciudad… no vas a ver ningún caballo blanco ni nada que tenga que ver con el nombre.

Este edificio de aspecto gótico medieval, como decimos, data en realidad de mediados del s. XX (tan sólo son medievales las ventanas y la bóveda del interior) y ocupa el lugar que antaño fuera el cuerpo de guardia del Redín, cuyos soldados eran los custodios de esta zona de las murallas de la ciudad. Este bello edificio fue diseñado por José Yárnoz Larrosa, arquitecto historicista que en Pamplona levantó también la parroquia de San Miguel y el Monumento a los Caídos. Como director del Servicio de Monumentos de la Institución Príncipe de Viana estuvo ligado a las principales restauraciones del patrimonio arquitectónico navarro, entre las que destacan las del Palacio de Olite y el Monasterio de Iranzu. Pero no todo el mesón es fruto de la inspiración romántica de este arquitecto. En la fachada del edificio del Mesón del Caballo Blanco hay un escudo de la ciudad de Pamplona que perteneció, en el pasado, al antiguo matadero municipal ubicado junto al puente de la Rochapea o curtidores. En la actualidad, el bar tiene mucho ambiente y en la terraza exterior se organizan en verano conciertos y actuaciones al aire libre.

Más curiosidades sobre el Rincón del Caballo Blanco – Visitar Pamplona

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Rincón del Caballo Blanco, calle del Redín

Hay en una esquina un árbol inclinado por el constante viento que corre por este baluarte, y junto a él, se mantiene hoy un edificio convertido en almacén.

 

Se cuenta que históricamente era el Polvorín, y que el hecho de que hubiera una pila para santiguarse a la entrada era porque muchos de los que entraban se santiguaban para pedir que no pasara nada, y es que los accidentes pasaban. De hecho, se sabe que en los últimos siglos hubo un par de explosiones importantes en el Polvorín y una de ellas destrozó gran parte de las vidrieras góticas de la Catedral de Pamplona.

Más adelante, se sabe que en esta zona se instalaron los Cordeleros. Eran los artífices del cáñamo y la rueda. En sus orígenes los cordeleros estuvieron gremialmente unidos a los basteros. Más adelante se separaron y los cordeleros constituyeron una cofradía en honor de San Bernardo en el convento de San Agustín. En un primer momento, los cordeleros trabajaron en los fosos del Portal de San Nicolás, donde hoy se halla el tramo de la calle Cortes de Navarra próximo a San Ignacio. Allí estaban protegidos del cierzo y llegó a haber hasta 50 ruedas. Los aprendices giraban ininterrumpidamente la rueda mientras los oficiales, que llevaban el cáñamo en el vientre, iban elaborando los delgados cordeles, siempre andando hacia atrás, cara a la rueda que seguía girando. Estos cordeles los usaban los boteros y alpargateros, mientras que las sogas, más o menos gruesas, eran utilizadas por los albañiles y labriegos. En 1917, al comenzar el derribo de las murallas, algunos cordeleros trasladaron sus ruedas a las de Tejería, donde hoy está el frontón “Jito-Alai”. Posteriormente, se trasladaron hacia el Redín, en donde el gremio de los cordeleros desapareció en 1968. El último artesano de la rueda y el cáñamo fue Juan Ángel Elizari.

 

Visitar Pamplona

Si vienes en Verano a visitar Pamplona, lo más seguro es que busques un lugar en el que sentarte a la sombra y disfrutar de la tranquilidad y la paz que se respiran en este rincón de nuestra ciudad. Por supuesto, es una parada imprescindible en nuestros freetours en Pamplona (que puedes reservar aquí), y esperamos que vengas con nosotros o no, le dediques un tiempo a disfrutar de este maravillos rincón.